Cómo es la personalidad de los signos de Fuego

El mundo esotérico puede proporcionarte interesantes conocimientos acerca de quienes te rodean y sobre tu propia naturaleza oculta. Y una de sus herramientas más valiosas es el zodiaco occidental porque te permite descubrir datos que hasta hoy ignorabas respecto de la personalidad de sus 12 signos.

Cada uno de ellos además de poseer cualidades individuales muy bien definidas está influido por otros factores de vital importancia como su planeta regente y su elemento.

Los 12 signos del zodiaco están divididos en 4 grandes grupos en función de los siguientes elementos: Aire, Fuego, Tierra y Agua. Estos representan a los cuatro elementos que mueven a la Naturaleza, y cada uno de estos grupos (y por ende los signos a los que influye), tiene características bien definidas y diferenciadas del resto. En este caso vamos a ocuparnos de los signos de elemento Fuego: Te contaremos cuáles son y qué cualidades presentan los nativos de los signos cuyo regente es este poderoso elemento.

Cuáles son los signos de Fuego:

Los signos regidos por el elemento fuego son 4: Aries, Leo y Sagitario. Y si bien cada uno de ellos tiene peculiaridades, también comparten ciertas características comunes en términos de personalidad. ¿Quieres saber cuáles son? veamos.

Cómo es la personalidad de los nativos de los Signos de Fuego

Antes de comenzar a conocer a cada signo en particular es importante comprender la importancia de su elemento regente a la hora de delinear el carácter de estos tres signos. El elemento que rige tu signo determina la forma en que tus fuerzas vitales se van a desenvolver y marcará el desarrollo de tu personalidad y de tu vida. Determina además ciertas cualidades particulares de las personas, y generan una forma particular de percibir la realidad, de relacionarse con el mundo y de canalizar la energía. Puedes ingresar aquí si te interesa saber más sobre el resto de los elementos del zodiaco

Los nativos de los signos de Fuego son personas sumamente enérgicas, entusiastas, creativas y de fuerte personalidad. Se manejan básicamente por impulso. Si no aprenden a canalizar su energía pueden volverse irascibles, un tanto déspotas e irracionales. Los nativos del elemento Fuego, son personas fuertes, de gran independencia, que tienen particularidad de querer conducir y liderar y por lo general transforman los ámbitos en los que se desenvuelven. Difícilmente pasen desapercibidos: Son personas destinadas a dejar marcas por donde transitan.

Quienes han nacido bajo la influencia de este elemento, son personas de enorme vitalidad a las que les agrada sociabilizar en distintos ámbitos, impulsivos al extremo, viven cada segundo con enorme intensidad. Confían mucho en sí mismos, y pueden pecar de soberbios. Les cuesta escuchar y contemplar las opiniones ajenas y pueden caer fácilmente en el egocentrismo. Les tocará el desafío de comprender que no son el centro del universo, y esta lección les traerá algunos dolores de cabeza.

El temperamento de las personas cuyo elemento es el Fuego es sumamente firme, y suelen ser quienes estimulan a su entorno y motivan a sus seres queridos a concretar sus metas. Pero ellos no suelen apoyarse en los demás y a menudo se sienten solos, justamente por el halo de autosuficiencia que generan alrededor de su figura. Les vendría bien descansar en sus personas de confianza, tanto en el plano sentimental como en el profesional, y descubrirían que todos necesitamos ayuda y contención en algún momento de la vida, y que pedirla no es signo de debilidad sino de grandeza y sabiduría.

Los signos de Fuego deben aprender a disfrutar de la ayuda del prójimo, y de esa forma evitarán esa sensación de soledad que tan a menudo los invade. Por supuesto que necesitan amor y contención, como el que más, porque de hecho son sumamente sensibles, y tras esa coraza que a menudo muestran al auditorio, hay un corazón puras llamas que pide a gritos que lo quieran.

Detrás de todo nativo de Leo, Aries y Sagitario se esconde una persona sensible, con mucha necesidad de amor y que prioriza el mundo afectivo aunque su apariencia auto suficiente pretenda mostrar al mundo todo lo contrario.